martes, 24 de septiembre de 2013

Alsa cuenta en China con más de 5.000 vehículos
Con 90 años de historia y casi tres décadas en China, la empresa española de autobuses Alsa es pionera en este país, pero su desembarco se debió más bien a una afortunada casualidad. En 1983, su propietario y hoy presidente de honor, José Francisco Cosmen, fue a China porque había oído hablar de una medicina milagrosa para la bronquitis y quería comprar la patente con el fin de comercializarla en España. Al final resultó ser un cuento chino y el negocio no cuajó, pero enseguida se dio cuenta de las oportunidades que había para el sector del transporte en un gigantesco país que empezaba a abrirse al mundo tras décadas de autarquía comunista.
En aquella época, el régimen chino sólo permitía la inversión extranjera junto a un socio local en un puñado de Zonas Económicas Especiales como Shenzhen, que entonces no era más que un pueblo de pescadores de la provincia de Cantón (Guangdong) fronterizo con Hong Kong. En 1984, cuando sólo había 500 empresas mixtas en China, allí se estableció Alsa como una compañía de taxis, ya que las líneas de autobuses estaban todavía en manos del Estado.
«Empezamos con 50 coches, Toyota Crown que importábamos de Japón, y acabamos con 150, conociendo el mercado a través de nuestro socio chino y esperando la liberalización del sector del transporte», dice Andrés Cosmen, hijo del presidente de honor y responsable de Alsa en China.
A principios de los 90, un cambio en la legislación permitió a la firma asturiana dar el salto al transporte en carretera, uniéndose al Grupo Tongsha y montando su cuartel general en Tianjin, una megalópolis portuaria e industrial a 120 kilómetros de Pekín. Al ser la primera firma extranjera de autobuses, Alsa incorporó algunas novedades que hoy son normales pero que en aquella época supusieron una revolución, como los horarios fijos y desde una estación con todos sus servicios. «Hace 20 años, los autocares aparcaban en una explanada y no salían hasta que se llenaban», recuerda Andrés Cosmen, quien achaca buena parte de su éxito a la paciencia, al crecimiento del país y a sus socios chinos, «que nos han dado el ‘guanxi’ (contactos) que hace falta para moverse con la burocracia de la Administración mientras nosotros nos centramos en lo que sabemos, que es el transporte».

Compitiendo con empresas locales, hongkonesas, taiwanesas, coreanas y japonesas, Alsa fue creciendo a medida que China se modernizaba y mejoraba su gigantesca red de carreteras. En 1988 se inauguró la primera autopista del país, que ya cuenta con más de 95.000 kilómetros de estas vías. «El trayecto en nuestra primera línea, de Tianjin a Pekín, duraba tres horas y media en una carretera nacional. Hoy ya existen dos autopistas entre ambas ciudades y un tren de alta velocidad», señala Cosmen, quien aún recuerda cuando sus autobuses azules y grises tenían que cruzar los ríos en barcazas.
Tras hacerse a finales de los 90 con las operaciones de sus principales rivales en China, la americana Greyhound y la surcoreana Daewoo, Alsa participa en 14 empresas de este país y gestiona 167 líneas con 5.166 vehículos y 8.045 empleados. Con 549 destinos en 18 provincias, el año pasado facturó 2.067 millones de yuanes (256 millones de euros), algo menos de la mitad de los ingresos totales del Grupo en España, que funciona de forma independiente y está dirigido por Jorge Cosmen, el hermano de Andrés. Con la integración del Grupo Alsa en la británica National Express, uno de los mayores operadores de autobuses y ferrocarriles del Reino Unido, la familia Cosmen se convirtió en la principal accionista de la compañía, que cotiza en Bolsa y tiene líneas en Portugal y Marruecos.
Aplicando en China las normas de seguridad en carretera vigentes en Europa, como el límite de velocidad a 100 kilómetros por hora y el tacómetro para registrar que un chófer no conduzca más de cuatro horas, Alsa es una empresa puntera del sector y gestiona 16 estaciones por el este y el centro del país, cuatro de primera categoría que también son utilizadas por otras compañías. Camino de su centenario, Alsa sigue sobre ruedas en China.
 
 
 

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